MEMORIAS DE UNA CHAMA
LOLA. Cuando terminamos pensé que iba a ser definitivo. Lo dejé porque estaba cansada de sus pocas ganas de salir adelante. Yo era la única que le ponía entusiasmo a la relación. Trabajaba por temporadas. Con un hombre así, no me quedó más remedio que dejarlo. Tenemos ocho meses distanciados. Y en todo este tiempo parece haber sentido la pegada porque se ha conseguido un trabajo estable. Se levanta más temprano. Algo que era impensable cuando estábamos juntos. Todo este tiempo que estuvimos separados él no perdió la ocasión para pedirme que vuelva a su lado. Pero yo me negué en todos los idiomas porque nada me garantiza que, efectivamente, se haya dado cuenta de lo que falló entre nosotros. Es cierto que también lo extraño, sin embargo, más fuerte es mi decisión de no querer tener lo mismo en mi vida. Es una buena persona, lo sé. No obstante, eso no es suficiente para ganarse otra vez mi corazón. Hasta ahora, la duda me consume porque Juan, así se llama, quiere que le responda a la brevedad. Yo tengo mis temores y bien fundados. No sé qué me aconseja usted.
MI CONSEJO
Son válidos tus temores y creo que no deberías regresar a su lado si es que él no ha dado realmente señales de cambio. Eso es decisivo. Recuerda: primero piensa en ti y segundo, también. No te engañes.