Un sueño que pudo salvar la vida a Julio César

Y A USTED, ¿SE LE HA CUMPLIDO ALGUNA VEZ?

Un enigma viejo como la la propia Historia, es aquel que sañala la capacidad premonitoria de lo que soñamos cada noche. Civilizaciones tan antiguas como la greco-romana, la china y desde luego la Hindú, desarrollaron-en su momento, verdareras –y muy respetables-Escuelas de interpretación de los sueños.

‘Sueño de Calpurnia’

Pero hay un sueño que podría calificarse de histórico y que se sigue comentando en las escuelas de Psicología Universitaria, es el famoso “Sueño de Calpurnia”, que – según se cree- pudo haber salvado la vida al célebre político y militar Julio César, asesinado “en la flor de su poder”, que suele ser, cuando más enemigos suele cosechar un mandatario.

Se cuenta-y muy documentadamente- que en momentos en que Julio César dominaba la avanzada civilización greco-romana- y cuando sus enemigos, sospechaban que pretendía “eternizarse como Emperador”, su esposa Calpurnia, lo sorprendió una mañana, cuando él se disponía a presentarse ante el Senado, relatándole un “sueño” que hoy podíamos calificar de pesadilla. Había visto a tres aves negras (agoreras,según la creencia) que revoloteaban sobre el techo de la vivienda común. Y luego, había visto a su esposo, entrar en casa, con la túnica manchada de sangre y agonizando, casi.

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Estas imágenes, habían aterrorizado a la gran dama, que muy nerviosa, pidió a su augusto esposo “no concurrir al Senado, “donde tenía tantos enemigos políticos”,

Lo cual hizo sonreir al valeroso Julio César que además de político, era un consumado guerrero y conquistador: “Eres ingenua- dijo a su esposa- ¿cómo supones que yo, que domino a millones de hombres, voy a inquietarme por el curioso sueño de una mujer “ y tomando sus armas, salió a abordar el coche que le conduciría la muerte.

Ya a mitad de camino, el “auriga” (cochero) se detuvo a causa de un defecto del camino, lo cual ue aprovechado por el líder de los “Arúspices” (adivinos que interpretaban las entrañas de las aves, para predecir el futuro) . Y entonces, un sonriente Julio César se dirigió al citado clarividente, para decirle: “Ave Maestro. He pasado el tiempo, temiendo la desgracia que vos me habíais profetizado para los “idus”(Días) de marzo. Pues bien, ya ha avanzado marzo y nada me ha sucedido”- -“Es cierto, Divino-respondió el augur- pero debéis tener en cuenta, que aún no ha terminado marzo”.

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-A lo cual, el Emperador hizo un gesto desdeñoso y ordenó a su “auriga”, proseguir la marcha, cosa que éste, obedeció en el acto.

Llegados al Senado, Julio César descendió en busca de su curul y en ese instante se precipitaron sobre él, doce de sus enemigos, blandiendo sus espadas doble-filo . Julio César experimentado en ances de guerra, previó su final e intentó cubrir su agonía, con su blanca túnica. Y al hacerlo, entrevió a su ahijado “Bruto”, que se aprestaba a inferirle la estocada que habría de ser mortal. Y entonces, el gran hombre, repudiando la traición e ingratitud de su protegido, alcanzó a decirle en griego:

“Kai su teknon”(¿Tú también hijo?” y se encaró a la muerte.

Otro gran sueño

-Siglos más tarde, un sueño del gran escritor Jorge Luis Borges, le hizo concebir la historia de un “taita” gaucho, que es acorralado en una “tapera” (taberna pampera), por un grupo de enemigos que jamás le hubieran hecho frente a frente, pero ahora, en montón- se aprestaban a apuñalarlo. Y decía el cuento, que en medio de la “canalla” el “taita” traicionado, acertó a ver a “un infeliz que había protegido largamente”. Y se asegura que alcanzó a decirle; “Pero che…¿vos también”- Y según Borges, murió sólo “para que se repitiera la historia”.

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– Hay, desde luego, varias moralejas que extraer al respecto. No siempre, el cuento, es puro cuento.

Para Julio César fue el final de su Historia y de su vida..

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