PAN CON CAMOTE
Con: Ysmael Tasayco M
El 22 de febrero este diario consiguió una verdadera primicia. Una exclusiva que no cambiaría el destino de país, pero que terminaría por generar tremendo revuelo. Dejando de lado la guerra en Ucrania y la crisis en el gobierno, los colegas de este periódico decidieron poner en portada una nota y no fallaron. El informe terminaría por mostrar la realidad de muchos, encarnados en dos estrellas de la tele. Madre soltera e hija – ambas personajes públicos – volvían a la boca de todos, gracias a un personaje que no podrán sacar de sus vidas y claro, cortesía del diario El Bono.
Reaparece papá de Ethel. Ex le pide pensión a la señito. ¡Bombaza! Así decía el titular. El resto es historia conocida. Algunos coleguitas le negaban el crédito a este modesto medio y otros reconocían el destape. Varios periodistas y programas hicieron lo suyo. En resumen, ya sabemos que Jorge Pozo, padre biológico de Ethel, no recibirá la ayuda económica que le solicita a su expareja y a su hija.
Yo voy por otro lado. No pienso poner adjetivos. Solo tengo algunas preguntas ¿Qué hubiera pasado si en lugar de un padre, hubiera sido una mamá de 66 años – con un tumor cerebral – la que volvía a pedir ayuda? ¿La reacción de la opinión pública sería la misma? No creo conocer la historia real entre Jorge y Gisela. Eso solo lo saben sus protagonistas. Sin embargo, si la señora Varcárcel – a quién respeto y admiro – pontifica sobre Dios, la solidaridad y el amor a sus semejantes… ¿Porqué no ayudó a su ex? ¿Acaso no califica como su prójimo?
No digo que el señor Pozo lo merezca. Desconozco mayormente. Lo que digo es que, si eres buena vibra, hablas del todopoderoso y dices seguir sus preceptos. Sin embargo, no ayudas a una persona desvalida y enferma, realmente no estás obrando como predicas. El hombre que abandonó a su hija debe estar preguntándose qué requisitos debe cumplir para ser merecedor de una ayuda humanitaria. Ayuda, no pensión. Ojo al piojo.
Por otro lado está la señora Ethel, quién – al parecer – no termina de sanar las heridas de su corazón. Quizá alberga un poco de rencor o algún mal sentimiento hacia ese hombre que la procreó. Considero que no debería ser así. Ojalá Gisela reflexione y ayude a esa persona que alguna vez fue su pareja. Quiera Dios que Ethel cambie de actitud, y que el señor Pozo comprenda que para exigir un derecho, hay que cumplir con el deber. Si esta historia no tiene final feliz, al menos que tenga uno saludable para las partes.
Mejor no sigo. Tengo una reunión en GreenLine, la empresa de mi causa Gino Ataurima, quien me ayudará a escoger la moto ideal para este tráfico que se hace más bravo con el inicio de clases. Voy buscando una eléctrica, de esas que se cargan como si fuera un celular. Ya les cuento después.
Twitter: @ysmael_tasayco